Una vez acabado el horario escolar oficial, los niños pueden seguir aprendiendo sin necesidad de que esto suponga para ellos una obligación o aporte connotaciones de aburrimiento. Para ello existen las actividades extraescolares que están encaminadas a potenciar las capacidades de los más pequeños ya sea en un ámbito físico y deportivo, intelectual, artístico o social.
Se trata de una forma excelente de que los pequeños se desarrollen de forma individual sin la intervención directa de sus padres, socialicen con otros niños en un entorno que compartan con ellos y se diviertan al mismo tiempo llenando sus momentos de ocio con actividades productivas.
Pero, además, las clases extraescolares son también una gran ayuda para la conciliación de los padres trabajadores que no pueden contar con un tiempo extraordinario que va más allá de las horas que sus hijos pasan en el colegio cada mañana.
De este modo vemos como las actividades extraescolares benefician tanto a niños como a adultos pero cabe destacar los enormes beneficios que tienen para los más pequeños puesto que ellos serán los que pasen las horas allí y es conveniente conocer las capacidades, gustos, aptitudes e inquietudes de los jóvenes antes de decidirse a incluirlos en una de estas actividades.
Como un elemento especialmente destacado del desarrollo integral que este tipo de actividades tienen para los pequeños cabe señalar la capacidad que adquieren para controlar el paso del tiempo y manejar sus horarios de forma independiente. De un modo controlado y apostando por el entretenimiento, los niños aprender a organizarse mucho mejor.
De igual modo y marcado también un valor de gran importancia, la costumbre de realizar tareas establecidas más allá del horario escolar ayuda a los pequeños a establecer una buena capacidad de trabajo y a obtener hábitos de estudio que supondrán un aprendizaje muy estimable en el futuro.
También resulta positiva para el desarrollo de los pequeños la posibilidad de desenvolverse en distintos ambientes que permiten potenciar su independencia y su personalidad individual haciéndolos adultos más fuertes y con una mayor capacidad para socializar con personas de distintos ámbitos.
De una forma particular, las actividades extraescolares que giran en torno a elementos físicos como los deportes o la danza, por ejemplo, tienen la capacidad de mejorar el desarrollo motriz y la coordinación de los pequeños. También son una gran ayuda para la potenciación de los reflejos, la agilidad, la elasticidad, la fuerza física y el crecimiento saludable. Como elementos añadidos, los deportes de equipo añaden valores de trabajo conjunto muy beneficiosos para los pequeños.
También desde un punto de vista individual, las actividades de carácter artístico les permiten a los más jóvenes desarrollar formas diversas de expresión y conocimiento de sí mismos que los convertirán e adultos más completos y con una autoestima más elevada. El interés por elementos artísticos y culturales como la música, la danza o la pintura, por ejemplo, son muestra clara de inteligencia tanto emocional como racional por lo que es conveniente potenciar sus capacidades en este sentido permitiéndoles establecer un mejor sentido del ritmo, así como mayor destreza y soltura oral, visual y física. De igual modo, estas actividades son la forma idónea de alentar a los pequeños a que utilicen y desarrollen su creatividad como herramienta de expresión.
En general, existe una enorme diversidad de actividades extraescolares que ayudan a los pequeños a crecer en multitud de sentidos y les ofrecen grandes oportunidades de cara a su futuro reforzando tanto sus aptitudes innatas como sus conocimientos adquiridos para hacer de ellos adultos más sanos, completos, inteligentes, independientes y capaces. Lo importante es tener en cuenta los deseos de los niños a la hora de escoger la actividad extraescolar en la que participarán para evitar el aburrimiento y la dejadez de tareas.
De igual modo, las capacidades individuales de cada uno de los menores será un rasgo importante a tener en cuenta ya que aquellos que muestran, por ejemplo, cualidades elevadas para la música aprovecharán más las clases de esta disciplina que otros pequeños que cuenten con aptitudes relacionadas con la ciencia y tecnología. Así, adecuar esta decisión a los deseos del menor será siempre una mejor fórmula que atender exclusivamente a los gustos y sueños de los padres que, a menudo, cargan de frustración a los menores.